20081127

Gris




Hoy tuvimos un día gris. No uno de esos de tormenta, no de esos donde enormes nubes negras nos agobian cual presagios, ni de esos poéticos donde los rayos de sol se filtran indecisos por entre las rendijas de un cielo encapotado. Fue un día plano, gris parejo con nubes indolentes que no se molestaron ni en voltear a vernos mientras andaban lentas su camino hacia la nada. Días así se olvidan fácilmente, a nadie le interesa tomar fotografías de un batidero de nubes autistas, nadie pierde la mirada ni confecciona ensueños sobre el escuálido lomo de un cielo anémico.

Así, grises y desteñidos, son también los sueños que se olvidan un minuto después de despertar, las tardes de sábado lavando ropa, los rostros de la gente que pasa a nuestro lado, que ni siquiera notamos y para la cual somos a su vez gente que solo va pasando y cuyas facciones naufragaran irremediablemente en el mar de lo cotidiano.

Las horas que paso ordenando palabras para vaciarlas aquí son así como este día, ingratas horas de un tono que no atreve a decidirse entre lo blanco y lo negro.

Por eso cambie el original café del diseño de esta pagina por un gris medio, como un recordatorio de que no debe preocuparme si lo escrito aquí esta escrito con oficio, si es importante, si alguien lo leerá: Las palabras que habitan este sitio son hijas de lo ingrato, las hijas feas a las que nadie más visita porque solo a mi me parecen bonitas y bien peinadas. Y vengo verlas y tomamos café con galletitas y reímos y olvidamos que somos como los grises tachones celestes de una tarde anónima.

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