20110424

Leones para llevar


El Viernes fuimos a ver African Cats, la película que Disneynature lanza para conmemorar El Día de la Tierra. El año pasado me quedé con ganas de ver Oceans, pero este me lleve arrastrando a Trying a ver la versión 2011 de esta serie de películas que duran en cartelera apenas una semana.

Es un documental con estupenda fotografía de una historia para muchos conocida: los retos que enfrenta los grandes gatos africanos para sacar adelante a su prole. Aunque esperar a que salga en video seguro vale la pena, las escenas en pantalla gigante valen el boleto; tan lo valen que Trying, quien en principio aceptó verla porque los boletos para otra que exhibían al lado estaban agotados, lloró a lagrima tendida varias veces.

Los hijos de Kali, unos auténticos cabrones =)


Por supuesto, como se trata de Disney, tiene una pincelada cursi tanto en la música como en la narración –a cargo de Samuel L Jackson- y han tenido cuidado de editar las escenas demasiado fuertes, por lo que algunos críticos se lanzaron sobre ella diciendo que parece la versión documental de El Rey León. Yo creo que exageran, o ¿No lo pensaría dos veces una madre que lleva a sus hijos al cine, si African Cats incluyera escenas de sexo explicito o se viera en detalle la manera en la que una docena de leones destroza a una cebra aún viva?

Yo la goce y me consta que Trying también, tal vez porque tenemos en casa la versión portátil de un majestuoso gato salvaje africano.

 
Aunque nuestro león casero sea tan inútil que solo consigue cazar solo bichitos microscópicos.
 
 



En todos lados se cuecen habas


La otra mañana Trying y yo nos encontramos este letrero a la entrada de una primaria aquí muy cerca.


Si Ramona fuera niña en vez de gata, este año hubiera empezado a tomar clases en esta primaria donde escriben “Scool” a pesar de tener el ejemplo bien claro en letras blancas justo arriba.


A lo mejor y, sin yo saberlo, el Secretario de Educacion gringo tambien piensa que las telenovelas son educativas...

20110419

Blueberries!


No es común que hable sobre mi trabajo, no es que lo odie, pero aunque intento hacer mi labor con responsabilidad y empeño, no es algo con lo que quiera llenar mi vida y por eso nunca o casi nunca me traigo en la cabeza cosas del trabajo a casa.

Pero a veces visitamos sitios interesantes que me hacen sentir bien y esos si quiero venir a guardarlos aquí.

La otra tarde fuimos a visitar un sembradío de moras azules.


 
Por cuestiones de horario, esta visita la hicimos sin supervisión de la empresa anfitriona, nos permitieron el paso libremente y anduvimos por ahí buscando la maquinaria que íbamos a revisar. El campo de moras esta ubicado en una planicie entre cerros que lo aíslan del ruido de la autopista y como ya no había gente laborando, el silencio era casi  absoluto.
 

Es una lastima que estas visitas se hagan por cuestiones de trabajo, porque yo de buena gana me dedicaría a mejor a tomar fotos: Por un costado hay un canal que transporta agua de riego y esta lleno de patos y otras aves a las que parece no afectarles que el agua no sea pura. Tienen a la orilla del camino apiarios que para fomentar la polinización de las plantas, a cada tanto es fácil ver corriendo por ahí ardillas y conejos que seguramente se dan un atracón de fruta cuando pueden y, por supuesto, están las protagonistas de la fiesta: las moras azules.



Yo nunca había visto las moras directo en el arbusto.


Por supuesto no nos conformamos con ver, anduvimos aplicándole un estricto control de calidad al producto y encontramos que saben mucho más ricas recién arrancadas de la rama que tras una temporada en el refrigerador de la tienda.


20110417

El autentico Drive-Thru


La otra tarde fuimos a comprar un sándwich para almorzar durante la hora de descanso en el trabajo, pero no pudimos ni entrar al restaurante de tan lleno que estaba...




“¿Me da un sándwich de pavo, sin cebolla por favor? ¡Oh! Y hágalo Combo”


20110413

Mad Housewife


Trying a veces se fastidia de lo pesado que es su empleo y fantasea sobre lo que pasaría si no tuviera que hacerlo más. Elabora una lista mental de todas esas actividades y placeres que ha tenido que relegar por pasar 8 horas encerrada con un montón de niños que no quieren estudiar y por tener que traer trabajo a casa ya que en el salón es imposible organizar las clases siguientes sin que alguien la interrumpa. Cuando sale de vacaciones las primeras dos semanas la pasa muy bien, pero a la tercera empieza a desesperarse por estar encerrada en casa. Yo le he preguntado si ella seria feliz viviendo como las mamas de sus alumnos o algunas de las esposas de mis compañeros de trabajo, siendo ama de casa y ella responde de inmediato que no.

Cuando yo llegué a EU pase los primeros 6 meses sin poder trabajar y sentí -mas o menos- lo que era la vida de un ama de casa y no me pareció tan mala, de hecho debo decir que disfruté mucho esa breve temporada y que el único –gran- inconveniente que le vi fue la dependencia económica. Ahora, sobre todo cuando tengo demasiado trabajo, extraño esa mañanas apacibles donde hasta me quedaba tiempo para irme en bicicleta hasta la playa antes de regresar a preparar de comer.

Claro que fueron solo 6 meses y no teníamos hijos.

Me acorde de esto porque la otra tarde que fuimos a la tienda, encontré en el anaquel esta botella de vino:

 
¿De verdad es tan malo?

20110410

Abril


Si el día tuviera 48 horas, tal vez el tiempo me alcanzaría para todo lo que quiero hacer. En favor de darle espacio al asunto de la “arqueología presupuestal” en la que ando y de no descuidar mi vida aquí con Trying, los gatos y el sol que se asoma de nuevo al balcón, quien que ha salido maltrecho en este reacomodo es el blog.


Es así como se ve la sala de la casa cubierta por el sol de abril. Dice Trying que si un día nos decidimos a venderla deberíamos hacerlo en este mes. Tiene razón.




Otra que ha sufrido los efectos del descuido es la camarita: esos reflejos indican que al lente le hace falta una limpieza...

La otra tarde, atraídos por la luz de ese sol que se cuela por el ventanal, nos fuimos a la playa a caminar para verlo mas de cerca.




Estas son marcas de los efectos del Tsunami que azoto la costa de Japón en semanas pasadas. Las olas amontonaron la arena muchos metros playa adentro a donde la marea normalmente no llega. En esta foto se puede ver el banco de arena del lado derecho.


Conforme caía la noche, la luz se tornó dorada.


Y la arena...


Y al final, la tarde estalló en un espectáculo de rosa, naranja y azul



 
Si, he andado con la prisa tras de mí, pero no me he olvidado, con la urgencia, de vivir, solo de venir a guardarlo todo al blog. Tengo por ahí varias cosas listas y debo hacerme tiempo antes que se vuelvan tantas que cueste trabajo ponerse al corriente. Abril, además de ser el mes en que el sol toca de nuevo a la puerta, tiene que convertirse en el mes en el que recupere este espacio.