Cuando conocí internet, los portales en español estaban librando una feroz batalla en busca de usuarios, y para conseguir el mayor numero posible, organizaban montones de concursos casi todos con estupendos premios; como para mi internet era la novedad y en ese entonces tenia mucho tiempo libre, me metí a algunos para probar suerte. Me fue súper bien. Otro día tal vez cuente esa historia, pero el caso es que obtuve muchísimas cosas, desde boletos para el cine o vales para pizzas gratis, hasta una computadora y viajes. Fue una etapa de mi vida irresponsablemente linda que paso rápidamente. La cuestión es que desde entonces, cuando encuentro algún concurso en línea, no me resisto a darme una asomada por si hay posibilidad de revivir viejas glorias.
Ya casi nadie organiza promociones, los cibersitios se han dado cuenta que regalar cosas no les reditúa tanto como creyeron cuando este asunto del internet empezaba a crecer, pero aun encuentras por ahí la oportunidad de sacar algún beneficio extra a esto de estar achatándote el trasero frente a un monitor. El diario Los Angeles Times esta organizando actualmente una promoción en la cual rifa premios a cambio de puntos que obtienes al leerlos. No exige ningún esfuerzo extra a lo que hago comúnmente –es decir, meterme a leer- así que es perfecto. Llevo cerca de un mes participando y Score (así se llama la promo) ya arrojo su primer ganancia: Obtuvimos entradas para ir a un juego de los Dodgers.
Trying y yo teníamos pendiente ir a un juego de baseball como parte de mis lecciones sobre el “American way of life” así que el regalo nos vino muy bien. Recibimos cuatro boletos, tuvimos que dejar perder dos porque llegaron un día antes y no tuvimos tiempo de invitar a nadie más.
Como el juego empezaba a la 1 p.m., compramos boletos de tren con ida a las 7 a.m. y regreso a las 7 p.m. para tener tiempo de darnos también una vuelta al centro de Los Angeles que esta cerca del estadio. Empezamos a eso de las 9:30 caminando desde la estación central de trenes hasta el barrio chino que ninguno de los dos conocíamos,, con el plan de recorrer tiendas y buscar un lugar para almorzar. Justo a la entrada, encontramos una panadería china y como andábamos de antojo, nos metimos a ver.
A mi me encanta el pan y Trying tenia ganas de algo dulce, así que compramos dos galletas: un galleta de ajonjoli y una de almendras, además un Zongzi, mejor conocido como tamal chino.
Era un tamalotote semejante por fuera a los tamales oaxaqueños, pero esta hecho de arroz y relleno de carne de cerdo en lugar de pollo, además de que para envolverlo usan hojas de bambú en lugar de hojas de plátano.
El Zongzi tenia una consistencia pegajosa y algo grasa –quizá porque la carne es frita, no cocida-. A Trying no le gustó mucho pero a mi si, ¿Sano? No se veía muy dietético que digamos...
Por andar probando comidas nuevas a veces te puedes llevar un chasco. ¿Vieron lo lindas que se miran las galletitas chinas? Pues deben estar hechas de polvo, tierra de macetas y cal porque saben espantoso, El día que alguien quiera probarlas no necesita ir a China, ahórrese el viaje y agarre a mordidas un ladrillo o lama el piso, el sabor es el mismo.
El ChinaTown ocupa apenas unas cuadras, pero cuando entras se siente como si te hubieras transportado a otro país:
Me habría encantado sacar mas fotos de la gente pero era notorio que no les agradaba.
Yo me hacia la misma pregunta viendo este letrero: ¿?
No solo hay chinos en ChinaTown, también es una colonia vietnamita y coreana. Cuando fuimos a San Francisco, paseamos por su ChinaTown y a decir verdad tiene muchísimo mas sabor que el de Los Angeles, pero la caminata valió la pena, comimos bien (Chow Mein, ya no quisimos experimentar platillos raros) y vimos muchas cosas, algunas raras, como la venta de caballitos de mar secos, que los chinos creen tiene propiedades medicinales y afrodisíacas.
La foto no es mía, la tome de aquí, estos caballitos fueron fotografiados en Hong kong. En ChinaTown los encuentras en bolsas. Una bolsita con un puñado de estos animales costaba 150 dólares...
Visitamos muchas tiendas. En la mayoría venden de esos productos chinos de imitación que los han hecho tan famosos: anteojos para sol, ropa, artículos de papelería, juguetes y un cúmulo de baratijas, todas de marca pirata.
Estas toallas de cocina marca “High Quality” las compramos en una de esas tiendas. Como pueden ver dice claramente “Hecho en China”. Les creo. XD
Pero hay otras que venden productos religiosos, a esas les invertimos mucho tiempo y nos trajimos varias cosas:
Estos papeles son plegarias para el Buda. Se ponen frente a su altar y luego se queman, brindan suerte, justicia y dinero, dependiendo de lo que se busque. También sirven para enviarle buena fortuna y regalos a los familiares fallecidos. Están hechos de papel de arroz y bambú. Trajimos bastantes. Luego les contamos que uso les daremos =).
Después de comer nos regresamos a la estación de trenes para tomar el camión que nos llevaría al estadio. Cada que juegan los Dodgers, el sistema de transporte metropolitano (MTA) ofrece un servicio de autobuses gratuitos.
Por ahora los Dodgers pasan por una pésima racha de derrotas que ya originó el despido de su manager, a pesar de ello el autobús iba lleno de fanáticos entusiastas que no paraban de hablar. Al llegar, como el autobús nos dejo muy lejos de la puerta donde nos correspondía, y los empleados del estadio se ofrecieron a llevarnos en un carrito de golf hasta la otra entrada.
Este fue el carrito donde nos subimos. El chico que lo conducía era la mar de amable y simpático, pero manejaba como un autentico microbusero chilango: estuvimos a punto de chocar con un auto, de voltearnos y de salir disparados desde el asiento de atrás a 25 millas por hora en una empinada colina. Fue suficiente adrenalina para unos meses.
Esta es la vista desde nuestros asientos, como notarán, no nos toco en el palco VIP pero a caballo regalado no se le ve el colmillo. Además alcanzaba a observar el juego perfectamente. Como el baseball era en realidad un pretexto para salir a hacer algo diferente, no nos apresuramos para llegar a tiempo, cuando lo hicimos estaban en la tercera entrada y ya los Dodgers perdían.
No es mi evento preferido, pero me gusta el baseball, a Trying le atrae la música de órgano que tocan en los estadios, a ambos nos gustan los hotdogs y el ambiente en las tribunas, así que sin tener preferencias deportivas, nos fuimos a apoyar a los locales, después de todo ellos patrocinaron los boletos...
El público beisbiolero no vive el espectáculo como lo viven los aficionados a otros deportes que sufren y se desgañitan; ellos se dan su tiempo, disfrutan las acciones pero principalmente comen y se relajan. hasta sospecho que a veces no todos se enteran bien de que es lo que esta pasando en el terreno de juego
O díganme: Viendo estos rostros de aficionados Dodgers, ¿Alguien se imaginaria la carnicería que estaba desarrolandose en el field?
Que envidia de afición, que no se entristece ni se deprime por ir perdiendo de forma miserable. El ambiente en las gradas no decayó nunca.
Algunos fanáticos con recuerdos de aquellos buenos tiempos en que ganaban.
Este video esta incompleto porque Trying no quiso compartir su voz con el mundo, pero la letra de la canción que tocan y todo el publico canta en la séptima entrada resume lo que el baseball significa para su seguidores.
Take me out to the ball game,
Take me out with the crowd;
Buy me some peanuts and Cracker Jack,
I don't care if I never get back.
Let me root, root, root for the home team,
If they don't win, it's a shame.
For it's one, two, three strikes, you're out,
At the old ball game.
Este festejo en Home de los Rockies de Colorado es la prueba de cómo a pesar del optimismo y la tenacidad, la realidad suele ser cruel:
Perdiendo 12-0 al final de la octava entrada y aun así en el sonido local tocaban Don’t stop believing (el mensaje en la pizarra es parte de la letra de esta canción. Click aquí para quien quiera escucharla) Caray, que valor...
Pero al que persevera algún día le llega su recompensa.
Cuadrangular con hombre en segunda y las dos primeras carreras de los locales. Todo es alegría y la gritería del publico y una trompeta de caballería lanzan a los Dodgers con todo al ataque, y entonces... Se acabo el partido. ¿Que creyeron? ¿Que estábamos en una película? Hollywood esta cerca pero nada que ver. Al final, de regreso en el autobús Dodger todo era silencio, hasta al mas pintado le duele ver perder a su equipo por semejante paliza.
Al final, para sacudirnos la cruda deportiva, nos fuimos a dar una vuelta al centro. Trying tiene en su blog una serie de estupendas fotos en blanco y negro de cosas que vimos –porque solamente anduvimos caminando mientras llegaba la hora de abordar el tren- Yo voy a poner acá otra ronda.
Estas dos siguientes fotos tienen dedicatoria especial: Las sacamos pensando en Millenia, quien admira al arquitecto Frank O. Gehry, autor del Walt Disney Concert Hall
El regalo principal de la promoción de L.A. Times consiste en varios premios de 10 mil dólares. Es muy difícil que nos llevemos un regalo así, pero a cambio nos ofrecen la posibilidad de un tour por las instalaciones de la redacción del diario para aprender como se hacen las noticias. Si se concreta este viaje, tendremos además tiempo para recorrer el downtown con mas calma y hablar un poquito de el. Luego les cuento.