A mí, aunque a veces parezca lo contrario dado el tiempo que paso en la red, me encanta salir a pasear. La broma es que cuando Triyng me pregunta que adonde quiero ir, le respondo que mientras se trate de ir a la calle, no importa el destino: “ya sabes que a mi, con tal de salir, aunque sea al parque de aquí enfrente a comer tortas de chorizo y una ‘pecsi’ ” Trying no me cree, pero uno de estos días voy a preparar unas tortas de chorizo con queso, unas latas de coca, (porque de la “pecsi” nomas me gusta el nombre) y le voy a mostrar como es un pic-nic estilo Chapultepec. Prometo fotos.
El atractivo turístico de los pobres en el Distrito Federal. Chilango que no se fue un día de pinta al bosque, no ha vivido.
El caso es que tenemos pendiente unas vacaciones. El año pasado tuvimos la fortuna de ir a Portland y este año tenemos la intención de ir a Nueva York, pero la verdad es que la crisis está bien dura y aunque ambos aún tenemos empleo –cosa que en estos tiempos es un privilegio- una salida a otro estado es algo que esta en “veremos”.
Mientras se decide si vamos de vacaciones a Nueva York o nos quedamos a comer tortas en el parque de junto, hemos intentado aprovechar los lugares lindos que hay aquí cerca. Uno de estos lugares es Bubbling Springs, que traducido vendría a ser algo así como “Manantiales Burbujeantes”. Por el nombre podría creerse que es un río, pero en realidad es un canal de desagüe para agua de lluvia.
La ciudad esta llena de alcantarillas como esta para recoger el agua de lluvia y enviarla separada de las aguas negras y lo mas limpia posible al océano.
No tire basura! Desagua en el océano”
Los últimos kilómetros de este sistema de drenaje corren a cielo abierto y junto a él se construyó una vereda. Hay que decir que no es muy popular, la gente aquí –y creo que en todo el país- prefiere caminar en el centro comercial.

El sendero es muy apacible y hay mucho más para ver de lo que parece. El agua, a pesar de no ser pura, esta suficientemente limpia para ofrecerle hogar a una serie de aves migratorias que hacen su estación de invierno.
Esta garceta blanca estaba muy buscando bichos a la orilla del canal. ¿Notan sus plumas algo erizadas en la cresta? Es porque no le agradan los paparazzi...
También hay patos silvestres, cientos de Patos Reales y Khaki Campbells que; igual que nosotros, esperan un guiño de la fortuna para volar a Nueva York.
Gansos de todos los colores. Este en particular me gusto porque se parece al famoso aquel de los pastelitos.
Y, por supuesto gaviotas, que no pueden faltar donde hay gente porque saben que un grupo de humanos en un parque significa comida.
En este caso, acosadas por este brioso chamaquito que no cejaba en su intento de atrapar una. Mamas: cuando su niño tenga batería excedente, póngalo a corretear gaviotas –o palomas, el efecto es el mismo- ellas lo descargaran por el resto de la tarde.
Sinceramente no entiendo porque el lugar luce tan desierto, siendo gratis y mucho más hermoso que cualquier montón de tiendas.
Definitivamente algo estamos haciendo mal.
Y tal y como anuncian las alcantarillas, el canal desemboca en el mar.
Hace 10 años, justo ahí detrás de donde se ve ese velero, un avión de Alaska Arilines con 85 personas a bordo, se estrelló en el mar provocando la muerte de todos sus ocupantes. En la orilla se erigió un monumento para conmemorar el hecho.
Un reloj de sol. ¿Se alcanza a ver la placa en el suelo, justo junto al 4?
El vuelo 261, proveniente de Puerto Vallarta y con destino a Portland, se desplomó a 8 millas de la playa frente a los asombrados ojos de algunos bañistas que, como nosotros, paseaban tranquilamente disfrutando del sol. Alrededor de la plataforma del monumento, hay una serie de placas con datos de cada una de las victimas.
Una nenita de 4 meses era la persona más joven a bordo.
Supongo que es casualidad que Bubbling Springs desemboque precisamente aquí, pero después de un paseo tranquilo resulta sobrecogedor encontrarse esta historia.
Pero la vida sigue y tras la visita al monumento, nos encontramos más cosas bonitas en la playa.
En estas últimas dos, Ángel y José nos mostraron lo hábiles que son pescando. Había varios adultos ahí y ninguno tenia tanto éxito como ellos =)
Ya un día habrá dinero para ir a Nueva York o incluso a Europa, pero si no, siempre nos queda la opción de meter en la mochila un par de tortas de chorizo con queso, unas pecsis y lanzarnos a descubrir las maravillas, dichosas o tristes, que hay cerca.