20090913

El que se ha quemado con leche, al ver una vaca llora.

“Te atrae el tema de los incendios, ¿Verdad?” Me pregunto mi pareja después de leer la entrada que precede a esta. “Si. Creo que es porque me dan miedo” Respondí.

Y si, me asustan.

Cuando éramos niños, una fabrica de colchones que había cerca de donde vivíamos se incendiaba una vez al año. No sé si en realidad era una vez al año o yo en mi mente infantil he deformado la verdad, pero así lo recuerdo. El incendio era un espectáculo. Siempre de noche, todo el vecindario salía a ver las llamas. Parados en la acera, observábamos desde lejos y yo me quedaba escuchando los comentarios de los adultos, asustados, porque decían que junto estaba una fabrica de productos químicos y que si el fuego se extendía podía estallar “Nos van a evacuar!, Nos van a evacuar!” Pasaba gritando algún vecino de las calles más cercanas al siniestro. Nunca nos evacuaron y nunca mi padre se vio en la necesidad de cumplir su promesa de “llenar el auto de niños, ropa y latas de comida para irnos a acampar a ver a donde”.

La tercera vez que la fabrica se incendio ya casi nadie se asustó, se estaba conviertiendo en una tradicion. Esa vez hasta nos permitieron a todos los chiquillos de la cuadra ir a curiosear a no mucha distancia: Inmensas lenguas de fuego, mas altas que los árboles del camellón teñían el cielo nocturno de rojo mientras los bomberos vaciaban sus mangueras sobre ellas. Lo mas impresionante era el calor, sofocate a pesar de que permaneciamos detrás de la barrera de seguridad que colocaron los bomberos. Regresamos a casa emocionados a contar todas las mentiras y rumores que escuchamos de los mirones: Que ya se había muerto un bombero, que el fuego había sido provocado para cobrar el seguro, que –nuevamente- estaban pensando evacuarnos. Encendimos la TV y pasamos el resto de la noche asomándonos de cuando en cuando para ver si ya lo habían apagado. Eran otros tiempos: En los noticieros solo había una mínima mención del asunto al otro día; nadie enviaba helicópteros, ni transmitían en vivo, ni a nadie le interesaba lo que ocurría a kilómetros del centro en una colonia perdida en medio de la zona industrial y menos si no había muertos –eso no ha cambiado mucho: La muerte vende-

A veces, durante la semana, peinaban la zona un grupo sujetos que, a grito pelón, vendían periodiquitos sensacionalistas: “Lea la notiiiiiiiicia del incendio de ayeeeeeeeer.... veeeeeea las impresionantes fotoooooooooos”

Siempre me quede con ganas de comprar uno de esos periodiquitos...

Pero un año la fabrica ya no se incendio, y después paso otro y otro mas y para el cuarto ya todos habíamos olvidado.

Hasta una mañana de 1984 en nos preparábamos para ir a la escuela y de pronto se cimbraron los cristales de todas las ventanas. Después de un breve silencio alguien pregunto ¿Qué fue eso? Pero como no hubo respuesta terminamos de alistarnos y salimos. Apenas empezaba a clarear esa mañana de invierno, así que fue notorio el resplandor detrás del cerro, aunque no paso de ser la cosa curiosa para comentar al inicio del clases. Como dije, eran otros tiempos, antes de internet, antes de los celulares y, por supuesto, de los mensajes de texto. Para enterarse de lo que ocurría debimos esperar a regresar a casa para escuchar el noticiero de la tarde. Y las imágenes en TV fueron dantescas: Habían explotado enormes tanques de gas en instalaciones de Petróleos Mexicanos, en San Juan Ixhuatepec, a varios kilómetros de distancia, calcinando a por lo menos 600 personas.

Fragmento de “Entrada Libre: Crónicas de la sociedad que se organiza” “San Juanico: Los hechos, las impresiones, las mitologías” de Carlos Monsivais, 1987


Durante esos días todos vimos y escuchamos muchísimos horrores. Yo recuerdo una relato en particular, la historia de un rescatista que entre muchas cosas, mencionaba haber encontrado una familia completa, calcinada, abrazándose en lo que fuera su vivienda. Cuando escuche esto lo primero que me vino a la memoria fueron las buenas intenciones de mi padre que creia podernos sacar a tiempo de una situacion riesgosa.


Foto de un diario de la época: según cuenta quien la digitalizó junto con otras fotografías, mucho mas crudas, la historia es que a esta pequeña la encontraron entre los despojos de una panadería, La niña presentaba heridas y quemaduras que a la postre derivaron en la amputación de una de sus orejas. Cuando la hallaron estaba sola y sostenía en una mano su biberón y en la otra una “concha” de vainilla. Fue imposible localizar a sus padres y ningun otro familiar acudio a reclamarla. Se dice que fue adoptada por una enfermera del hospital a donde se le atendió. La información parece verídica. Esta grafica probablemente fue publicada por el extinto diario mexicano “Novedades”.

Yo no sé si los humanos somos tontos, o demasiado inocentes o ciegos e ignoramos el peligro hasta que algo malo ocurre. Cuando los incendios de la fabriquita, nos acercábamos sin meditar las consecuencias, creyendo, como dije, que en caso de peligro tendríamos tiempo de huir llevando hasta comida y ropa. La gente que vive en las zonas altas del sur de California compra sus viviendas a precios imposibles con tal de asilarse del resto de la cuidad y a cambio de una vista impresionante, están dispuestos a correr el riesgo de perderlo todo en una de estas desgracias.

Nadie escarmienta en cabeza ajena, dicen.

Yo vivía relativamente lejos de la zona de las explosiones en “San Juanico” Y lo único que vi de la tragedia me llegó mediante la televisión, pero con eso tuve. A veces pasan cosas que me lo recuerdan, como cuando antier el transbordador Discovery entró de regreso a la atmósfera produciendo un estallido que hizo vibrar las ventanas de la casa, de forma muy similar a como ocurrió ese 19 de noviembre de hace 25 años.

Ya había escrito
algo semejante el año pasado y lo hice por la misma razon. No puedo evitar que algunos temas sean recurrentes, no puedo evitar volver a caminar los mismos caminos. Creo que es así es como funciona la memoria.

Si un día me quieren hacer pasar un mal rato, hagan que todas las ventanas de la casa vibren sin causa aparente. No falla.

6 comentarios:

Implicada dijo...

Aunque da miedo, siempre ha sido un misterio el fuego, encanta mirarlo, como esas lenguas que describes.
El tema de la memoria... también encanta y es un misterio, los sonidos que nos impactaron están ahí para colocarnos en la misma escena y vivirnos de igual manera.
Tus post siempre me dejan pensando más y más.

Un abrazo

la_luminosa dijo...

me encanta, me encanta como escribes.
De hecho en la primera parte del relato hasta daban ganas de estar allí, yo creo que lo que persiste en la memoria es la posibilidad, el que hubier pasado si a mi...?
Un abrazo.

todavia dijo...

Implicada: El fuego y el mar son dos cosas que es muy dificil dejar de mirar =)

Es muy extraña la manera en la que funciona la memoria, yo no la entiendo... es como un cajon lleno de trebejos. Y a veces da mucho miedo lo que nos podemos encontrar.

Un abrazo de regreso!

todavia dijo...

Eso es precisamente lo que me intriga y me asusta: pensar en "que hubiera pasado si a mi..." da escalofrios...

Gracias, Nila. Va un abrazote de regreso!

Anónimo dijo...

Compartimos la hipnosis por el fuego y por la vibracion. En cuanto al título del post te contaré uno que decimos en España, muy parecido pero con gatos :) y es: "El gato escaldado, del agua fría se espanta". Escaldar es la técnica que consiste en sumergir un cuerpo en agua hirviendo durante unos segundos, es una técnica culinaria (lo cuento porque desde la confusión en cuanto a los camellos ya no me fio de las posibles divergencias entre nuestros idiomas :D)

Y en cuanto a la vibración: El año pasado hubo un acto terrorista en mi ciudad, a 250 metros de mi casa, un coche bomba detonó. Eran las dos de la tarde y yo acababa de levantarme. En mis pies descalzos y en mis ventanas abiertas pude notar perfectamente la vibración de la onda expansiva, y se ha quedado grabada "a fuego" en mi memoria.

Por supuesto, y como buenos humanos curiosos e incautos, corrimos al lugar de los hechos, para ver lo que había pasado :)

Incluso tengo algunas fotos XD

todavia dijo...

Creo que estamos aprendiendo que aunque hablamos el mismo idioma no hablamos el mismo idioma: Yo, por ejemplo, puse en este post un link a la palabra "concha" por si alguien se desconcertara imaginandose una cosa completamente distinta de un pan.

Aca "escaldar" tambien significa lo mismo. Creo, Noemi, que seria buena idea que elaboraramos un dicionario Español-Español para evitar confusiones: =)

A 250 metros de tu casa?? y no estas aterrorizada?? la explosion que yo senti ocurrio como a 15 kilometros y si pateas los cristales de la puerta me encontraras colgando del techo a 20 uñas!


Deberias escribir un post sobre eso!! (asi, ademas, me liberas de mi malsano morbo que se muere por ver esas fotos!)