El Doctor de gatos

El parte médico es que Ramona evoluciona bien pero la infección persiste, así que aunque le suspendieron la toma de analgésicos, tiene que someterse a una semana mas de antibióticos.

Un mililitro dos veces al día significa corretear a Ramona diario a las 6 de la mañana y a las 7 de la noche. Ya aprendió que cuando abro el refrigerador es hora de esconderse.

En este país, donde los servicios médicos son deplorables para la mayoría de la gente es curioso que hayamos encontrado una clínica veterinaria que ofrece tan buen servicio. Los gatos no son precisamente buenos pacientes, cuando están en revisión suelen portarse agresivos y un gato enojado puede ser temible (quien tenga o haya tenido gatos sabe de lo que estoy hablando) Pero en The Cat Doctor solo atienden gatos, saben tratarlos y los atienden muy bien.

Después de nuestra experiencia con el veterinario gruñón que nos dijo que Moshki estaba obeso, un día vi ese letrero en luz neon que dice “All Cats Boarding” (todos los gatos a bordo) y me dio buena espina. Le propuse a Trying que la próxima vez los lleváramos ahí. Fue una estupenda decisión.

Cuando llegas, en la sala de espera hay un bote con premios para que tranquilices a tu gato ofreciéndole una botana, depues, te reciben Isabelle y Gerdie.

Foto tomada del sitio de The Cat Doctor

Gerdie es una gatita de 19 años que ayuda a Isabelle a dar la bienvenida a los pacientes. Quien tenga gatos –o perros- sabe que para ellos viven un promedio de 15 años. Gerdie con sus 19 tendría el equivalente de 92 años humanos, pero esta enterita. Le encanta que le rasquen y le fascinan las cámaras.

Esta si es mía. La gatita es una adorable chismosa =)

A menos que sea una emergencia, hay que obtener cita primero, pues la clientela es mucha. Cuando llega tu turno, te pasan a uno de los consultorios.

“La sala de tortura”. Ramona ya sabe la rutina y llegando lo primero que hace es subirse a la bascula. Con el veterinario de antes era todo un drama, pero con al doctora nueva es sorprendente lo dóciles que se portan nuestros monstruos.

Los médicos son súper amables y pacientes. A este par le ha tocado que los atienda la Dra. Musella y hasta hoy se han comportado a la altura:. Moshki, al veterinario gruñón, le hizo dos escenitas terribles, con zarpazos y mordidas incluidos y Ramona dejaba media pelambrera en la mesa de revisión de puros nervios; pero con la doctora ambos son un flan.

Y es bueno saber que ellos se sienten a gusto con atención que reciben, porque a Ramona le dieron cita para el próximo martes. Es de suponerse que Ramo no comparte mi entusiasmo.

“Si fueras tú a quien le andan jurguneando la cola no dirías lo mismo”

Y sabemos que a Moshki, quien volvió a esconderse en el techo hasta que comprobó que la jaula de plástico regresaba al garage, tampoco le atrae mucho la idea de ir para allá.

“Primero me TIENEN bajar de aquí...”

Seguiremos informando.