Soy el clima

“Hay que aprovechar para meter horas ahora que se puede”

Esta frase me gusta. A mí, por ejemplo, me encantaría meter las horas en una caja para irlas sacando una a una y disfrutarlas frente a la ventana remojadas en té. Pero cuando mi jefe dice que metamos horas, se refiere a que nos metamos junto con ellas en una bodega oscura, cerremos la puerta con candado y tiremos la llave en una coladera. Desde la semana pasada la mitad de mi día comienza a evaporarse dentro de esa cueva mucho antes de que salga el sol.


No todo es malo. Además del consecuente incremento en el cheque de pago, he tenido tiempo para saludar a los viejos amigos. Pero incluso ellos están adormilados a la hora que paso por ahí.

Desde esa semana los días son grises también.

Normalmente, trabajar mas tiempo y tener menos horas de luz termina deprimiéndome, pero estamos de fiesta, y además nos han pasado cosas lindas, otras tontas y otras que son ambas cosas a la vez y la depresión simplemente no ha tenido la oportunidad.

Comienzo a sospechar que esos cielos nublados que nos amenazan desde el día que mi jefe cerró la puerta y rompió la llave dentro del cerrojo, son la proyección de esas frustradas ganas de sentirme mal que la ausencia de sol y tiempo libre siempre me producen.

 

Por ahora, entonces, soy el clima.

Para esta semana y la siguiente, el pronóstico del tiempo en el Sur de California es de cielos densamente nublados por las mañanas y posibilidad de lluvias torrenciales por la tarde-noche.

Mientras que en el corazón se anuncian cielos despejados y sol a pleno la mayor parte del día.