Acompañe al equipo de instalaciones a colocar una cerca que se fabricó para una casa en Malibu. Ya antes había estado en Malibu, pero nunca en la zona a donde me llevaron esta vez, cordillera adentro por un serpenteante camino arbolado cortado por varios arroyos. En esa misma calle vivió Bárbara Streisand y tiene una casa Britney Spears, es decir, la gente que habita la zona no es precisamente pobre: Si a alguien le sobra un millón de dólares, probablemente podría conseguir un departamento modesto aunque, claro, sin vista al mar. La casa a la que fuimos estaba cerca de la cima de un cerro y desde ahí se tenia la panorámica completa. No llevaba cámara, lo cual lamento, porque la vista era impresionante. Busque hasta el cansancio fotografías de la zona que mostraran algo parecido a lo que pude ver desde la allí pero lo más cercano que encontré fue esto:
Panorámica desde algún punto de Ramírez Canyon Road, Malibu
Desde donde estábamos, el panorama era mucho mas amplio y se podía ver claramente la dimensión del vecindario: Un bosque en cuyos claros, muy distanciadas las unas de las otras, se observaban las casas vecinas.
La cerca que fuimos a instalar resulto ser un corral en el que se planeaba resguardar un pony. Empleados de la casa me contaron que el pony había sido abandonado durante los incendios de hace unos meses y adoptado como regalo para la hija de la dueña y que el corral se construía para evitar que, por la noche, los coyotes dieran cuenta del animal.
Foto obtenida de internet, como dije no llevaba cámara, pero el animal era casi idéntico a este.
Hace poco mas de un año nosotros decidimos adoptar una gata. Tras firmar los papeles, fuimos a la tienda de mascotas y compramos todo lo necesario: Un par de platos para comida y agua, una caja de arena, una jaula de transporte, una camita redonda, comida, un collar y una placa de identificación. Debimos haber pagado, incluyendo la tarifa de adopción, unos 250 dólares, un gasto extraordinario para nosotros. Esta señora, tan solo en el material de uno solo de los 16 tramos de corral gasto mas del doble, sin contar la preparación del terreno, la instalación, los costos de adopción, el abrevadero, el vallado del espacio donde el pony podrá trotar libremente durante el día y las pacas de pastura que un empleado de la casa subía mientras finalizábamos el trabajo.
Cuando íbamos en camino, uno de nuestros trabajadores me dijo que al llegar al sitio iba a sentir que entrábamos a otro mundo. Tenia razón. Pude echar un vistazo a como es que vive la gente insultantemente rica, pude atestiguar como una persona se da el lujo de desembolsar, calculo, cerca de 25 mil dólares en hacerle un regalo a su hija de 6 años quien se acercaba al caballo sin mucha emoción, seguramente pensando que tener un pony es algo perfectamente normal a lo que puede aspirar casi cualquier chico de su edad. Finalizada la instalación, regresamos a nuestro vecindario de casitas de un solo baño, de 3 y a veces 4 familias hacinadas en una misma vivienda, de ventanas con vista al callejón; a nuestra vida de no ganar en un año lo que esta mujer gastó en solo un par de días. Ni estas personas son las más ricas del planeta, ni mis instaladores y yo somos las más pobres, a pesar de ello, el contraste era imposible de soslayar.
No me molesta la gente adinerada. Solo me espanta.